"La estructura del edificio tiene gran influencia del mejor gótico francés del siglo XIII pero adaptado al gusto español. Mide 120 m de longitud por 59 m de ancho. Consta de 5 naves más crucero y doble girola.
Las naves externas presentan una anomalía extraña al ser algo más
anchas que las otras dos. La parte más antigua del templo es la cabecera
que mantiene en su arquitectura los triforios
originales que se extendían a lo largo de las naves de donde fueron
suprimidos en una de tantas reformas y evoluciones que sufrió la
catedral. Todavía en época del gótico, estos triforios fueron
sustituidos por los grandes ventanales-vidrieras. Los que se conservan de la cabecera son de influencia mudéjar.
El más bajo está compuesto de arcos apuntados y el alto presenta una
bóveda de crucería. No se sabe si estos temas mudéjares existían en la
anterior mezquita y fueron copiados como recuerdo o bien se añadieron en
una de las mejoras y enriquecimiento de la fábrica, como algo original y
de buen gusto.
En la cabecera se encuentra la girola que es doble como corresponde a
una planta de 5 naves. Esta doble girola es de proporciones grandiosas y
está enriquecida por elementos arquitectónicos y por un original
abovedamiento.
Los tramos de la girola correspondientes a las distintas capillas se
solucionaron con plantas alternativas de rectángulos y triángulos, lo
que hizo que cada capilla fuera de distinto tamaño, más grandes las
rectangulares y más pequeñas las triangulares. Esta manera de distribuir
la cabecera puede verse en las catedrales francesas de Notre Dame en París, Bourges y Le Mans,
siendo esta última la más parecida aunque las tres son más esbeltas en
conjunto que la española. Las distintas reformas que se hicieron a
través del tiempo alteraron la disposición de algunas de las capillas;
en algún caso se reconstruyó una sola capilla en un espacio de tres.
(Véase capilla de Santiago y capilla de San Ildefonso).
Las bóvedas de las naves son cuatripartitas excepto en el crucero y capilla mayor en que se refuerzan con terceletes".
Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_de_Santa_Mar%C3%ADa_de_Toledo
El transparente:
Se llama transparente en la catedral de Toledo a una obra escultórica realizada entre 1729 y 1732 por el gran escultor del barroco Narciso Tomé
(ayudado por sus hijos), nombrado arquitecto suplente en 1721 en esta
catedral. Se encuentra en el muro absidal, en el trasaltar mayor. La
obra es de estilo barroco y churrigueresco.
Se la considera obra maestra de este arquitecto-escultor. Todo el
grupo escultórico es estimado como composición arquitectónica más que
escultórica. Desde su fabricación fue considerada una obra de opiniones
en que se dio una exaltación llevada a la exageración y más tarde se la
combatió hasta el aborrecimiento. En la actualidad está contemplada con
mucho respeto e interés internacional. Está hecho en mármoles traídos de
Génova, jaspe y bronces.
La idea de hacer este transparente rompiendo el muro absidal surgió con
el fin de dar luz al sagrario que se encuentra justo a su espalda. Se
abrió un óculo a través del hueco despejado en el muro. A su vez este
óculo recibe la luz de los tragaluces hechos en la parte superior del
ábside, de manera que el transparente queda iluminado al mismo tiempo
que reparte la luz a través del óculo hacia el sagrario. Dicho óculo
puede recordar al que talló Bernini sobre el altar de la Cátedra de San
Pedro en Roma. Fue una técnica impuesta en el arte barroco.
La estructura está concebida a manera de retablo con dos cuerpos en
altura unidos o separados por el óculo que es el símbolo del Sol con sus
rayos acompañados de un séquito de angelitos dispuestos en múltiples
posturas. A su alrededor se encuentran los cuatro arcángeles, más pasajes de Gedeón y profetas que llevan en sus manos las filacterias con el texto de sus adivinaciones.
El eje de todo el grupo está compuesto de abajo a arriba en primer
lugar por la mesa de altar sobre la que se realza la estatua de la
Virgen de la Buena Leche, trabajada en mármol blanco de Carrara y
enmarcada por columnas decoradas ampliamente con ornamentación rococó. A continuación el óculo transparente que consiste en una vidriera adornada por un sol de bronce.
Se ven bellos relieves en bronce: a la izquierda Abigaíl ofrece al rey David pan y vino para aplacarle en su enfado con Naval; a la derecha Ajimelec entrega a David la espada de Goliat más el pan consagrado. El cuerpo superior está ocupado por la Última Cena,
de tamaño ligeramente mayor que el natural, cuyo tema tiene un
significado eucarístico. Más arriba pueden verse las esculturas de la
Fe, Esperanza y Caridad.
En los laterales del grupo están las imágenes de san Eugenio y santa
Leocadia a la izquierda; san Ildefonso y santa Casilda a la derecha. La
obra entera presenta movimientos de líneas como corresponde a lo más
espectacular del barroco español. Como culminación está la gran oquedad
de la bóveda por donde entra la luz. Es una bóveda decorada con pinturas
al fresco de temas bíblicos. Tiene también gran ornamentación de
figuritas esculpidas en mármol y alabastro".
"Sala Capitular:
Desde la pieza que hace las veces de antesala se accede a través de
una puerta bellísima con decoración mudéjar en el llamado estilo
Cisneros. La sala capitular fue mandada construir adherida al ábside por
su lado sur, por el cardenal Cisneros, sobre el año 1504. Las trazas le
fueron encomendadas al arquitecto Enrique Egas.
Es una habitación rectangular con muros planos, cuya techumbre se
cubre con un buen artesonado mudéjar-plateresco, obra de Diego López y
Francisco de Lara que realizaron entre 1508 y 1510. El friso que está
debajo del artesonado y recorre las cuatro paredes (llamado también alicer)
lleva ornamentación plateresca muy rica. Toda la sala está recorrida
por un banco de madera que hace la función de sitiales para los
prelados, salvo la silla arzobispal que se encuentra al fondo en el
centro del muro; fue labrada por Copín de Holanda
y terminada en 1514. Sobre los sitiales, en dos filas y a lo largo de
los muros se hallan todos los retratos de los arzobispos desde San
Eugenio hasta el último. El autor de los retratos desde San Eugenio
hasta Cisneros fue Juan de Borgoña. De Francisco Comontes los de Tavera y Silíceo; el de Bartolomé de Carranza de Luis de Carvajal. El de Quiroga, de Luis de Velasco. El de Sandoval y Rojas es obra de Tristán; el de Moscoso, de Rizi; el de Iguanzo, de Vicente López.
Entre la galería de retratos y el friso del artesonado los muros se
muestran con pinturas al fresco. Constituyen uno de los grandes
conjuntos de la pintura mural española. Las columnas pintadas dividen
los paneles donde se representan escenas de la vida de la Virgen y de la
Pasión de Cristo. Es obra excepcional de Juan de Borgoña..
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