La fachada principal del edificio, la de los Encants, que da a la actual calle del Consolat de Mar, tenía tres ajimeces -ventanas divididas por una o más columnetes- en la parte baja y tres rosetones en lo alto; los mismos elementos que tenía la fachada opuesta, la de la banda de mar. Los muros de las fachadas menores, que daban al actual Plá de Palau y en el antiguo patio de los Naranjos, eran, y aún son, extraordinariamente gruesos, para soportar el empuje de las arcadas del Salón de Contrataciones.
La estancia más importante de la Lonja era el Salón de Contrataciones, un espacio de grandes dimensiones. La policromía del techo se conservó hasta el siglo XVIII, cuando se repintó. El único resto que se ha localizado del trabajo original muestra un diseño delicado y una gran riqueza cromática. El pavimento era de piedra de Montjuïc. La dimensión de la sala, los colores vivos del techo y las esbeltas columnas que sujetan los arcos de medio punto configuraban un conjunto impresionante a los ojos de cualquier comerciante que llegara a Barcelona de tierras lejanas.El salón estaba decorado con retablos, relieves, pinturas y vidrieras. Las paredes también estaban a menudo adornadas con tapicerías de importación y tejidos lujosos, mientras que parte del suelo estaba cubierto de alfombras. El maestro vidriero Gil Fontanet fue el autor de los vitrales, que desaparecieron en el siglo XVIII. Estos elementos decorativos ennoblecían aún más el gran palacio de la mercancía.El hecho de tener un reloj interior, que además tocaba las horas en sintonía con el reloj de la catedral, contribuyó a cubrir de elogios del edificio y, de rebote, a ensalzar el poder social y económico de los mercaderes. La documentación más antigua del siglo XV menciona la existencia del reloj, pero no se puede precisar en qué fecha lo adquirieron los cónsules".
Ver: http://www.casallotja.com/el-salo-de-contractacions
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