"Entre los edificios
ocupados por el Museo de Historia de la Ciudad está la casa que hace
esquina entre la Bajada de la Llibreteria y la calle Veguer. Tiene una
fachada muy equilibrada, con un balcón corrido en el piso principal que
gira siguiendo el perfil redondeado de la cantonera. Conserva restos de
esgrafiados. En los bajos está ubicado uno de los establecimientos
comerciales más antiguos de Barcelona, la Cereria Subirà, fundada en
1761 por Jacinto Galí en la calle de la Platería. Cuando la apertura de
la Via Laietana afectó el establecimiento, éste se trasladó al actual
edificio, ocupando una tienda de ropa fundada a mediados del siglo XIX.
Pasó a manos de la familia Subirà tras la guerra civil. De su interior
cabe destacar el mobiliario, aprovechado de la antigua tienda
decimonónica y, especialmente, la doble escalinata, presidida por dos
figuras femeninas de hierro que sostienen una lámpara. Fue restaurada
por Josep M. Botey 1983".
Ver: http://www.poblesdecatalunya.cat/element.php?e=2066
Baixada de la Llibreteria, 7
Esta cerería se mantiene en medio de la oleada de desapariciones de comercios de toda la vida. Merece la pena conocerla y entablar conversación con sus amabilísimas dependientas que te cuentan la historia y te muestran detalles de lo más curioso.
Si os fijais bien, el mostrador es el mismo que se ve en este grabado de época, abajo a la izquierda, aunque estaba colocado en otro lugar:
Folleto conmemorativo de sus 250 años de existencia!!
Puesto en contacto con la la propietaria actual para enviarle esta entrada y agradecerle su amabilidad, me sugiere los siguientes e interesantes documentos: Un artículo sobre las estatuas que sostienen luces ("torcheres")
http://criticartt.blogspot.com.es/2016/01/les-negresses-barcelonines-de-lescultor.html?spref=fb
Y un documento con la historia de la cerería que traduzco para esta página:
"La
historia del comercio activo más antiguo de la ciudad de Barcelona se
remonta al año 1761. En ese año Jacint Galí heredó el comercio que
había fundado su padre Francesc importador y comerciante de productos
coloniales, con sede en la calle Nou de Sant Cugat que cambiaría más adelante su nombre por el de calle Corders.Jacint no siguió los pasos de su padre. Él se había formado como maestro cerero e hizo su profesión, convirtiendo el negocio paterno en una cerería. Desgraciadamente no tuvo mucho tiempo para disfrutar de su negocio,
porque murió en 1763. El negocio pasó a manos de su hijo, Jacint Galí
Vilar.En la época se elaboraban dos tipos de cera, la blanca y la morena. La morena era más económica y la blanca, la más valorada, se obtenía exponiendo al sol la cera en bruto. Había que hacer una pasta homogénea que se extendía sucesivamente al sol hasta conseguir el color deseado. La
familia Galí tenía el dominio útil sobre un alodio del monasterio de
Sant Pere de las Puel.las que utilizaba como espacio de trabajo para
las operaciones de blanqueo. Cuando la cera estaba en el punto deseado se trasladaba en carro hasta el
local de la calle Corders, que servía tanto de obrador para la
elaboración de velas, velas y candelas, como de despacho de ventas.Jacint Galí Vilar mantuvo el negocio hasta su muerte en 1825, testando a favor de su viuda. Era
habitual en la época que el encargado del obrador conociera tan bien
como el dueño, el oficio y el funcionamiento del negocio y que si un
propietario faltaba sin descendencia fuera este trabajador quien se
hiciera cargo del negocio. La viuda de Jacint Galí mantuvo la propiedad del negocio que regentaría su encargado, Martí Prat. Al
morir la viuda Galí en 1842 Martí Prat, que según la documentación
conservada ya tenía el título de maestro cerero, lo traspasó. Antoni, Jaume y Martí, los tres hijos de Martí Prat, siguieron el oficio de su padre. A
mediados de siglo Antoni regentaba la cerería familiar de la calle
Corders y sus hermanos Martí y Jaume abrieron otra en la calle de
la Platería. Las dos Cererías coexistieron hasta la década de 1870. Sabemos que en
ese momento cerró la cerería de Corders, aunque la familia retuvo el
local como almacén y taller unos años más.La
ejecución del proyecto para la apertura de la Vía Laietana, cuyas obras
se iniciaron en 1908, afectó el edificio de la cerería. Entre
1908 y 1909 se establecieron en el número 7 de la antigua Bajada de la
Cárcel, denominada Bajada de la Llibreteria desde 1958. El
establecimiento que traspasaron era la histórica tienda "La Argentina",
tienda de telas fundada por Pay Despatx
En ese momento era el propietario Joaquín Aldrich, que la regentaba con Esteve Font, camisero y corbatero.La Guerra Civil interrumpió de forma abrupta la línea sucesoria de la familia Prat. Ninguno de sus herederos sobrevivió la guerra, y el negocio tuvo que cerrar durante los meses más duros del conflicto. Una vez terminada la guerra el cerero de Vic Paulí Subirà y Arumí hizo cargo del negocio.La escasez de materias primas fue uno de los problemas más graves de la posguerra. La
cera de abejas ya se había sustituido progresivamente por estearina y
parafina porque eran más asequibles y no requerían el complejo proceso
de blanqueo y tratamiento de la cera de abejas. Pero
estos materiales no llegaban y los cereros tuvieron que buscar
alternativas como la pasta de cacao y otros aceites vegetales. Superado
este trance el negocio se estabilizó y desde 1958 uno de los 9 hijos de
Paulí, Jordi, entró a trabajar en la cerería. Paulí murió en 1964 y Jordi Subirà y Rocamora le sucedió. Año
difícil, porque a la muerte de Paulí se añadió la expropiación del
Ayuntamiento de la ciudad del edificio de la Bajada Libretería para
ampliar el Museo de Historia de Barcelona situado en la finca de al
lado. Pero
más grave que la expropiación fue el incendio que destruyó
completamente el obrador en noviembre de 1969. Gracias a la solidaridad
de amigos, familiares, clientes y vecinos la cerería se pudo reabrir en
pocos días. Jordi
Subirà siguió luchando por la supervivencia del negocio y finalmente el
Ayuntamiento accedió a mantener el local histórico como cerería. En 1982 el arquitecto Josep Maria Botey hizo la reforma y restauración.A
pesar de las décadas y las vicisitudes pasadas, la familia Subirà ha
conservado la decoración pre-modernista de la antigua tienda de tejidos
de Pau Despatx. Se
conserva el mobiliario original, la escalera central de adarve doble
para acceder a los altillos, el suelo cuadriculado y la columna central
de apoyo. Al
pie de la escalera, sobre sus pedestales, hay dos figuras femeninas de
forja que habían sido los soportes de las lámparas de gas instaladas por la primera compañía de gas que tuvo la concesión del alumbrado
de la ciudad de Barcelona, la empresa francesa Lebon.La
cerería recibió el reconocimiento de la Cámara de Comercio con motivo
de su 250 aniversario y la distinción "Guapos para Siempre" del
Ayuntamiento de Barcelona".
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