"La
iglesia barroca de la Piedad de Vic acoge hasta el otoño de 2015 la
exposición del escultor catalán Fernando Bravo "Kantoriana. Volcarse en la memoria ". Sugerentes
variaciones escultóricas, que desean dialogar con el legado del Teatro
de la Muerte del dramaturgo polaco Tadeusz Kantor (1915-1990), y son el
reto que comparte Bravo con los visitantes de la exposición, pero
también con los caminantes de las calles cercanas, que
encuentran hasta tres grandes figuras, de hierro fundido, plantadas en
la calle, mirándonos desde una ventana: una delante de la misma iglesia,
otra frente al Museo Episcopal y otra, de la Catedral de Vic. El juego de mirar el arte ha sido invertido, la escultura nos observa y
nos hacemos objeto, somos contemplados en nuestro escenario común, la
plaza pública y comienza la sensación de extrañamiento.
Desde
un ejercicio que se convierte en una experiencia total, el
artista-traductor, antes espectador-lector, condensa sus años de estudio
y trabajo en Polonia. Y después de traducir al castellano (Ed. Alba Barcelona, 2010) las
obras de teatro Umarla Klas (La clase muerta) y Wielopole, Wielopole,
Bravo no duda en volver a dar vida, a resucitar, los muertos de Kantor.
El artista modela con yeso las grandes figuras que presiden ante el altar, la nave central. La
instalación remite explícitamente a la obra de teatro Wielopole,
Wielopole, nombre que hace referencia al pueblo de la infancia de Kantor
y encontramos una serie de autoridades, su familia, que protagonizan la
escena, el padre militar, el abuela
junto a su cochecito, los tíos, la madre vestida de novia, el cura ...
pero no son los soldados, las escopetas, la cámara del fotógrafo que
convierte metralleta mortal ... Y en el centro de la nave de la Piedad
hay un
pupitre, un niño solo, sentado y alguien que mira por una ventana, pero
tampoco ya no son los otros personajes de Umarla Klas, La clase muerta:
Tumor Mózgowicz, Mujer con cuna mecánico, Prostituta Llunàtica, Viejo
en Bicicleta, Viejo Pedofilemiak ...
Bravo hace una elección entre los múltiples elementos kantorians,
mínima, valiente, sin traicionar una estética pobre y existencialista. Recupera
los objetos antes de que los personajes, una cama, las cruces, la
ventana, la puerta, la maleta, y es aquí donde concentra toda la fuerza
poética y la carga simbólica de lo que nos propone, mirar atrás para
visitar nuestros propios muertos.
La
factura despersonalizada, desfigurada, los rostros, los cuerpos sin
brazos de Bravo nos permiten acercarnos al actor-maniquí-autómata del
director polaco, pero ya no son personajes neodadaistes, con toques
surrealistas, absurdos, histriónicos, esperpénticos, cínicos ,
llamativos, enloquecidos, exhibicionistas, desvergonzados ni
caricaturizados, estos se han envuelto del silencio introspectivo de la
Piedad, de paredes y fachada desdibujada, blanda como el yeso que ha
modelado el escultor, hecha de piedras programadas químicamente para
fundirse a una velocidad planetaria, imperceptible al ojo humano, que se diluyen bajo el peso de nada, de la niebla".
Ver: http://www.ladosicultural.cat/fernando-bravo/
Arquitectura, Modernismo, románico, arte callejero, cultura y tradiciones de la ciudad que amo... y más allá. Fotos: © Ramón Sales Encinas.
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