16 feb 2017

12/02/2017 El Pabellón Alemán de Mies van der Rohe II

"Historia
El proyecto fue encargado por la República de Weimar en junio de 1928. Fue el propio Mies quien eligió el emplazamiento del pabellón de Alemania dentro del recinto de la exposición: pese a que en un principio se le había asignado un lugar cercano a la fuente mágica —eje central del recinto ferial diseñado por Cadafalch—, el arquitecto prefirió un lugar un poco más apartado, alejado del ruido del eje principal donde se encontraban los grandes edificios construidos para la ocasión.
Construido sin más función que la meramente representativa, el pabellón pretendía simbolizar los ideales de progreso y aperturismo del estado alemán tras la Primera Guerra mundial. En el discurso de inauguración, el comisario del Reich, Georg von Schnitzler, resumió: "Buscamos sobre todas las cosas claridad, simplicidad e integridad".
A pesar de las voces que solicitaron la preservación del edificio, las dificultades económicas que atravesaba el estado alemán provocaron que a la finalización de la exposición el pabellón fuese desmontado, en enero de 1930.  La estructura metálica fue vendida allí mismo, y las piezas de mármol devueltas a Alemania. Sin embargo, con el paso del tiempo esta obra fue ganando reconocimiento como un referente clave para la historia de la arquitectura del siglo XX, por lo que desde 1954, y por iniciativa del arquitecto Oriol Bohigas se empezó a gestar la idea de reconstruir el edificio en su emplazamiento original. Esta iniciativa finalmente se materializó en la década de 1980. Los trabajos empezaron en 1983 a cargo de los arquitectos Ignasi de Solà-Morales, Cristian Cirici, Fernando Ramos y Ana Vila, y la reconstrucción, basada enteramente en el diseño original y con los mismos materiales, se inauguró el 2 de junio de 1986.
El Pabellón reconstruido está gestionado por una fundación que permite la visita turística y el alquiler del local para eventos privados, incluyendo la realización de varios anuncios publicitarios. 

Diseño
Además de su emplazamiento apartado, también sorprende el modesto tamaño del edificio, incluso más pequeño que una vivienda unifamiliar. El pabellón se encuentra ligeramente elevado respecto del entorno mediante un podio de travertino de dimensiones 56,62 x 18,48 m, sumando una superficie total de unos 1000 m². El conjunto se abre hacia el eje principal de la exposición (orientación este), y es permeable hacia el oeste, mientras que se cierra en los lados cortos; el norte y el sur. El acceso no es directo, sino que se produce de forma tangencial, con los 8 peldaños que forman la escalera de acceso ocultos a la vista desde el camino principal.
El edificio explora los por aquel entonces novedosos conceptos de planta libre y continuidad espacial. El diseño se rige por un estricto módulo de 1,09 m. y está considerado un ejemplo arquetípico de simplicidad y rigor constructivos, constituyendo una de las materializaciones más famosas de la conocida máxima miesiana: "menos es más". El pabellón muestra la influencia del neoplasticismo en la obra de Mies Van der Rohe, entre otras influencias como la de la arquitectura japonesa y el suprematismo.
El pabellón puede considerarse dividido en 4 zonas: el espacio ceremonial central, la zona de administración, y dos zonas descubiertas: la terraza principal, y el patio sur. El edificio sin embargo es famoso por la fusión entre las distintas zonas y la intencionada disolución de las fronteras entre los espacios interiores y exteriores, creando un recorrido fluido y continuo, en permanente transición.
El juego libre de planos exentos, la fluidez de los espacios, y la continuidad y riqueza visuales obtenida gracias a la transparencia de los grandes paños acristalados y los reflejos de las distintas superficies (mármol pulido, vidrios y láminas de agua), pretendía transmitir la idea de libertad y progreso de la nueva república alemana".

Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Pabell%C3%B3n_alem%C3%A1n_%28Barcelona%29





 











 

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