"El Salón de Reinos o salón grande fue el auténtico eje representativo del antiguo palacio del Buen Retiro de Madrid (un conjunto arquitectónico de grandes dimensiones diseñado por el arquitecto Alonso Carbonel (h. 1590-1660) y construido por orden de Felipe IV como segunda residencia y lugar de recreo (de ahí su nombre), construido entre 1630 y 1635, y el que albergaba las mejores pinturas, casi todas conservadas ahora en el Museo Nacional del Prado.
El salón debe su nombre a que en él estaban pintados los escudos de los
veinticuatro reinos que formaban la Monarquía Hispánica en tiempos de Felipe IV. Sin embargo, su denominación actual más popular es la de Museo del Ejército, debido a que albergó dicha institución hasta 2005, cuando se inició el traslado de sus colecciones al Alcázar de Toledo. Junto con el Casón del Buen Retiro,
el edificio que alberga el Salón de Reinos es el único vestigio
arquitectónico que subsiste del gran conjunto. Desde octubre de 2015 se halla bajo gestión del Prado,
que ha decidido su remozamiento y reapertura como sala de exposiciones.
La estimación inicial era reabrirlo coincidiendo del Bicentenario del
museo en 2019 pero en noviembre de 2016 (al elegirse el proyecto de los arquitectos Norman Foster y Carlos Rubio) se esbozó un calendario más realista, que calcula que en 2019 la obra estará aún en desarrollo.
Inicialmente hacia 1630 el Salón se concibió como palco desde el que
los reyes pudiesen asistir a las funciones teatrales que se celebraban
en el patio, pero cuando se optó por hacer del Buen Retiro un verdadero
palacio se agregó a esa función la ceremonial, como salón del trono. La
estancia nunca dejó de cumplir la función festiva, siendo utilizada en
espectáculos y saraos,
por lo que estaba recorrida por una balconada desde la que era posible
observar los festejos desde arriba. Pero como salón del trono que era,
tenía que cumplir la misión de impresionar a embajadores y miembros
distinguidos de las demás cortes europeas que acudían a palacio, por lo
que se procuró que la decoración de la estancia fuese la más suntuosa de
todo el complejo palaciego. Bien iluminado por numerosas ventanas, y
entre ellas mesas de jaspe con leones de plata, el techo estaba
recubierto de grutescos.
Además, acogía en las paredes una decoración pictórica rebosante de
simbolismo político cuyo último objetivo era la exaltación del rey
Felipe IV. Se desconoce quién fue el autor del programa decorativo e iconográfico del salón, pero no hay duda de que el responsable último hubo de ser el propio conde duque de Olivares, contando con Jerónimo de Villanueva, que regaló los leones y efectuó los pagos, y con el asesoramiento intelectual de Francisco de Rioja y los pintores más próximos al monarca y su valido, Juan Bautista Maíno y Diego Velázquez."
Ver: https://www.google.es/maps/place/Sal%C3%B3n+de+Reinos/@40.4170188,-3.6905824,17z/data=!4m5!3m4!1s0x0:0x40b993135cfc3f5c!8m2!3d40.4158262!4d-3.6903059
Calle Méndez Núñez, 4,
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