Las pinturas conservadas de Sant Joan de Boí revelan un
programa iconográfico singular. Destaca una gran escena festiva con juglares y
saltimbanquis (que se puede contemplar en el muro lateral de la derecha), que
sorprende en un contexto religioso pero que quizá alude a las celebraciones
vinculadas a la consagración del templo. Hay también un amplio ciclo dedicado a
los santos, al que pertenece el conocido fragmento de la Lapidación de San Esteban, así como
un magnífico bestiario situado en los intradoses de los arcos de separación de
las naves, uno de los más amplios y singulares de todo el románico catalán.
El valle de Boí es uno de los territorios del Pirineo
catalán donde se ha conservado más románico, testimonio de la importancia del
lugar durante la Edad Media pero también del aislamiento posterior, que evitó
su desaparición. Los restos de la decoración mural de la iglesia de Boí, la
población que da nombre al valle, están instalados en un espacio que evoca la
arquitectura del templo, lo que permite situar la mayor parte de los fragmentos
según su ubicación original. Del interior de la iglesia se conservan las
pinturas de las naves laterales, los pilares y arcos de separación de las
naves, así como el muro occidental, aunque todo el conjunto debía de estar
policromado. Fechadas en el cambio del siglo XI al XII, su particular estilo
tiene poco que ver con otros conjuntos catalanes y se vincula, en cambio, a la
cultura artística del centro y el sur de Francia. El carácter dinámico de la
representación o el uso de colores planos y de formas bien silueteadas se
aproximan a los procedimientos de la iluminación de manuscritos, de donde
parece que provienen algunos motivos iconográficos.
Las pinturas conservadas de Sant Joan de Boí revelan un
programa iconográfico singular. Destaca una gran escena festiva con juglares y
saltimbanquis (que se puede contemplar en el muro lateral de la derecha), que
sorprende en un contexto religioso pero que quizá alude a las celebraciones
vinculadas a la consagración del templo. Hay también un amplio ciclo dedicado a
los santos, al que pertenece el conocido fragmento de la Lapidación de San Esteban, así como
un magnífico bestiario situado en los intradoses de los arcos de separación de
las naves, uno de los más amplios y singulares de todo el románico catalán."
Ver: http://www.museunacional.cat/es/colleccio/pinturas-de-sant-joan-de-boi/mestre-de-boi/015953-cjt
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