El dibujante ecuatoguineano Ramón Esono reivindica la libertad de expresión en el proyecto Umbral y en un cómic
Barcelona
Ramón Esono era consciente de que el blog en forma de cómic crítico
con la dictadura de Obiang, al que alimentaba profusamente hasta llegar a
tener más de un millón de imágenes, le podía costar caro si ponía los
pies en su país, Guinea Euatorial. Eso es lo que le pasó cuando regresó a
su país en setiembre de 2017: “Después de vivir en Paraguay desde 2011
no tuve otro remedio que regresar a mi país para renovar el pasaporte;
de lo contrario, no podía acompañar a mi mujer y mi hija a El Salvador”.
La policía le detuvo
con la alucinante acusación de blanqueo de dinero y falsificación
mientras que en los interrogatorios solo le mostraban y le preguntaban
por sus dibujos. Fue conducido a la prisión de Black Beach, el penal
militar de Malabo, levantado como tal en la época de la colonización
española, y que forma parte del dominio del presidente del país, Teodoro
Obiang Nguema.
El penal está considerado como uno de los más brutales de África. Esono no quiere explicar las torturas que presenció de otros reclusos: “Es criminal. Yo creo que es lo peor del mundo porque te arrebata la dignidad, la humanidad”. Sobrevivió por la ayuda de la familia, la misma que presionó para que el caso se aclarara judicialmente: “para sentirme vivo, yo tenía que dibujar allí dentro y al final hicimos algo parecido a un taller de dibujo con un grupo de presos con lápices que nos pasaban y cualquier papel o cartón que conseguíamos”. Salió de la cárcel en abril pasado después de que el fiscal retirase los cargos: “pero tuve que esperar tres meses más para poder renovar el pasaporte y salir del país sin problemas”.
Al poco de salir de Black Beach, Esono recibió dos propuestas. Una de ellas era participar en el proyecto Umbral de intervenciones artísticas en el metro de Barcelona a propósito de dos fenómenos: la migración y el racismo. La obra de Esono, que ha participado en la Bienal Internacional de Curitiva (2015), en la feria Arco (2010) y ha expuesto en varios países, siempre ha girado en torno a las libertades. Vital y con una sonrisa casi permanente, Esono explicaba los dibujos que diseñó para el proyecto barcelonés que se puede ver en los pasillos del intercambiador del metro de Diagonal. Open the gates son dos grandes murales que cubren las dos paredes enfrentadas. "Quiero hablar de lo que provocan las migraciones masivas, que siempre son las guerras. De la especulación con las vidas humanas”. Grandes dibujos en color con escenas diferentes y países distintos: “banderas españolas junto a la reja de Melilla, ahogados en el mar del Estrecho, desaparición de niños en Alemania, la ultraderecha campando en Italia o en Austria, Inglaterra, Estados Unidos, China. En cada uno de ellos intento plasmar lo que pasa con los derechos humanos”. En la otra pared, el mensaje es más simple, las siluetas ante la última alambrada: “es el último paso”.
El otro proyecto que le encargaron a Esono fue más singular: una historia que formaría parte del libro Viajes dibujados, editado por Altaïr magazine. Una publicación que quiere invitar, de una forma original, al espíritu viajero. El cómic de Esono para esa publicación es 28-N. Dimbo Dimbo, en alusión al motín que tuvo lugar el 28 de noviembre pasado en la cárcel de Black Beach: “Cuando recibí la propuesta decidí que tenía que explicar algo que había vivido yo directamente en la cárcel y ese día, para mí, fue el peor. Pensé que hasta ahí había llegado mi vida y que todo se acababa en medio del tremendo estallido de violencia y represión”, cuenta.
El detonante fue la agonía de un preso que no fue atendido por nadie pese a la insistencia de los gritos de otros reclusos reclamando ayuda. Murió. Lo que siguió a partir de ese momento fue una batalla campal entre los reclusos que se negaban a entregar el cuerpo del fallecido sino entraba un juez y un forense. “Fueron más de ocho horas, con bombas de humo, hasta que al final se rindieron. Luego, todos sabíamos lo que pasaría: Horas de salvajes torturas”.
Ver: https://elpais.com/ccaa/2018/12/16/catalunya/1544989779_969102.html?id_externo_rsoc=whatsap
El penal está considerado como uno de los más brutales de África. Esono no quiere explicar las torturas que presenció de otros reclusos: “Es criminal. Yo creo que es lo peor del mundo porque te arrebata la dignidad, la humanidad”. Sobrevivió por la ayuda de la familia, la misma que presionó para que el caso se aclarara judicialmente: “para sentirme vivo, yo tenía que dibujar allí dentro y al final hicimos algo parecido a un taller de dibujo con un grupo de presos con lápices que nos pasaban y cualquier papel o cartón que conseguíamos”. Salió de la cárcel en abril pasado después de que el fiscal retirase los cargos: “pero tuve que esperar tres meses más para poder renovar el pasaporte y salir del país sin problemas”.
Al poco de salir de Black Beach, Esono recibió dos propuestas. Una de ellas era participar en el proyecto Umbral de intervenciones artísticas en el metro de Barcelona a propósito de dos fenómenos: la migración y el racismo. La obra de Esono, que ha participado en la Bienal Internacional de Curitiva (2015), en la feria Arco (2010) y ha expuesto en varios países, siempre ha girado en torno a las libertades. Vital y con una sonrisa casi permanente, Esono explicaba los dibujos que diseñó para el proyecto barcelonés que se puede ver en los pasillos del intercambiador del metro de Diagonal. Open the gates son dos grandes murales que cubren las dos paredes enfrentadas. "Quiero hablar de lo que provocan las migraciones masivas, que siempre son las guerras. De la especulación con las vidas humanas”. Grandes dibujos en color con escenas diferentes y países distintos: “banderas españolas junto a la reja de Melilla, ahogados en el mar del Estrecho, desaparición de niños en Alemania, la ultraderecha campando en Italia o en Austria, Inglaterra, Estados Unidos, China. En cada uno de ellos intento plasmar lo que pasa con los derechos humanos”. En la otra pared, el mensaje es más simple, las siluetas ante la última alambrada: “es el último paso”.
El otro proyecto que le encargaron a Esono fue más singular: una historia que formaría parte del libro Viajes dibujados, editado por Altaïr magazine. Una publicación que quiere invitar, de una forma original, al espíritu viajero. El cómic de Esono para esa publicación es 28-N. Dimbo Dimbo, en alusión al motín que tuvo lugar el 28 de noviembre pasado en la cárcel de Black Beach: “Cuando recibí la propuesta decidí que tenía que explicar algo que había vivido yo directamente en la cárcel y ese día, para mí, fue el peor. Pensé que hasta ahí había llegado mi vida y que todo se acababa en medio del tremendo estallido de violencia y represión”, cuenta.
El detonante fue la agonía de un preso que no fue atendido por nadie pese a la insistencia de los gritos de otros reclusos reclamando ayuda. Murió. Lo que siguió a partir de ese momento fue una batalla campal entre los reclusos que se negaban a entregar el cuerpo del fallecido sino entraba un juez y un forense. “Fueron más de ocho horas, con bombas de humo, hasta que al final se rindieron. Luego, todos sabíamos lo que pasaría: Horas de salvajes torturas”.
Magnífico!
ResponderEliminarEnhorabuena, chapó!!
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