Mientras Gaudí estudiaba, colaboró como delineante con Josep Fontserè i Mestre en la reja de entrada del Parc de la Ciutadella y al finalizar, el Ayuntamiento de Barcelona le encargó el diseño del alumbrado público de dos plazas de la ciudad: la Plaza Real y Pla del Palau.
Un joven Gaudí recién licenciado como arquitecto realizó dos diseños diferentes, uno de farolas de seis brazos y otro de tres, ambas con lámparas de gas con base de piedra de las que se erige una columna de hierro forjado y bronce.
Las dos de la Plaza Real tienen seis brazos y se caracterizan por el
colorido que presentan desde la base de piedra, donde Gaudí fijó un gran
medallón de hierro con motivos florales. De él surge la columna de
hierro fundido en cuya parte baja tiene una sutil ornamentación vegetal
de hojas de hiedra. En la mitad de la columna ubicó un escudo de
Barcelona y más arriba pequeñas ornamentaciones florales de color rojo
justo debajo de los seis brazos que sostienen los faroles de cristal. La
parte más original es, sin duda, el remate, con un caduceo con las dos
serpientes y un casco alado, símbolos que aluden a Mercurio, el dios
romano del comercio, actividad con la que Barcelona se identificaba en
aquel momento, una ciudad muy comercial gracias al puerto situado cerca
de la Plaza.
La sencillez planteada en estas farolas por Gaudí se atestigua en el
proyecto presentado por él mismo al Ayuntamiento donde justifica además
la elección de todos los materiales previstos en su realización:
“Hacer un candelabro de noble sencillez sin raquitismo, dando a
cada parte la importancia que requiere y sujetándolo a cumplir
estrictamente las necesidades con cuyo objeto ha sido creado: se ha
seguido con un deber de formalidad la mayor franqueza en el uso de los
materiales, dejándoles completamente vista su estructura y disposición,
no pudiendo admitir, en absoluto, que una capa de color intentara la
ilusión de materiales y objetos que no existen y que la intemperie se
encarga continuamente de hacer desaparecer, mostrando el verdadero
material a semejanza de la desnudez del mendigo vista entre harapos”.
A pesar de ser uno de los primeros proyectos de Gaudí, ya destaca su
seguridad constructiva a juzgar por la mención que hace Gaudí a los
pagos en el propio proyecto ejecutivo. Gaudí no propuso un sistema de
pago de la obra a precio fijo o alzado, como se hacía en la época, sino
al precio que saliera después de su colocación. De esta manera Gaudí
estaba convencido que se gastaría menos de lo presupuestado: tres mil
seiscientas cinco pesetas, imprevistos incluidos.
Ver también su proyecto no realizado de farolas moniumentales para el Paseo Colón
Una década después de realizar las farolas de Plaza Real, en 1890 se encargó de las de Pla de Palau en la misma ciudad, ubicadas delante de la Delegación del Gobierno. El planteamiento es igual que las de la Plaza Real, salvo que constan únicamente de tres brazos y de menor ornamentación. El coronamiento tiene forma de corona invertida, apoyada en tres dragones, con las cabezas que sobresalen".
Ver: https://www.casabatllo.es/antoni-gaudi/farolas-para-la-plaza-real-y-pla-de-palau/
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