Es uno de los parajes más evocadores de esa parte del Born.
Vamos:
Pasamos la entrada cerrada de Mosques/Flassaders
Pasamos la Seca y nos metemos en Cirera
En la esquina con Seca, hay una hornacina dedicada a Sta. María de Cervelló
Y se intuye un bien protegido jardín, el del Palau Finestres
Enfilamos Seca y sorprende la existencia de una chimenea que nos habla del pasado industrial del lugar
Desde la reja que impide el acceso a Mosques, echo un vistazo atrás
Y salgo por el Arc de Sant Vicençs, al carrer dels Montcada
Y en el número 42 del carrer de Flaçaders están lo que, según la dueña de la tienda que ahora las ocupa, serían las antiguas caballerizas de La Seca, com impresionantes arcos rebajados:
"De fábrica de dinero a templo gastronómico

La primera referencia a la seca de Barcelona se remonta a 1441. Era un edificio que se encontraba en la esquina de las calles Seca y Mosques
Los fundadores de esta sociedad alquilaron la casa prácticamente en ruinas y ellos mismos la rehabilitaron. Este txoko, que es como se denominan popularmente estas entidades con gran tradición entre vascos y navarros, reúne hoy día a unos 115 socios. A cambio de una cuota anual, los miembros de la sociedad pueden organizar comidas y cenas que reúnen a los socios que se apunten y a invitados. La condición es que todos los platos son cocinados por los propios afiliados. Las mujeres, lo tienen prohibido, lo que no les impide participar en el Banquete.
Hace unos años, a causa de unas obras, surgió parte de un antiguo horno que había permanecido oculto y sellado que se utilizaba para fundir el metal. Hoy es visible la entrada en forma de arco. Está situado bajo la chimenea que sobresale del edificio. La gente de Euskalzaleak no oculta su orgullo de cocinar junto a esta parte de una historia de al menos siete siglos.
La primera referencia a la seca de Barcelona se remonta a 1441. Era un edificio que se encontraba en la esquina de las calles Seca y Mosques. Con el tiempo, se fue ampliando hacia Flassaders. También sufrió diversas reformas. Tras la Guerra de Sucesión, se cerró y no reabrió hasta la ocupación napoleónica. Permaneció en funcionamiento acuñando moneda hasta 1881, cuando cerró definitivamente. Tras varios usos, el inmueble acoge hoy la Fundació Brossa, que era la parte administrativa de la fábrica, y la sociedad gastronómica, en la parte que ocupaba la fundición. Esta es la razón por la que el txoko no tiene ventanas.
Consta de planta baja, donde están la cocina, uno de los comedores y los restos del horno de fundición, y un primer piso, utilizado también como comedor. El origen de por qué las fábricas de moneda se conocían somo secas, parece ser que proviene de la palabra sekka, que es como las designaban los árabes."
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