9 feb 2017

31/10/2016 Exposición "Artistes Revolucionaris" IV: Julio González

"Es precisamente a la obra de Julio González Pellicer a la que quiero hacer mención en esta ocasión. En el Pabellón de la República presentó una obra denominada La Montserrat, que representa a una campesina catalana, con una hoz en su brazo derecho (en clara alusión a las luchas obreras) y un niño en el izquierdo (símbolo de las víctimas inocentes del conflicto, pero también del futuro de la República Española). La mujer avanza con paso firme, heroica y ennoblecida. Es una obra de gran monumentalidad, una representación simbólica de la República y por ende del pueblo catalán y español en su lucha a favor de las ideas democráticas. Se aleja del realismo y la idealización convirtiéndola en un símbolo de fortaleza y de dignidad, perfectamente conseguida con la sencillez de los materiales empleados y la expresividad del proceso de ejecución que se aprecia a simple vista.
Aunque por aquel tiempo Julio González trabajaba con la escultura abstracta se decidió por un lenguaje figurativo como método más efectivo para lograr el carácter icónico del mensaje de desesperación que pretendía lanzar el Pabellón republicano. El uso de chapas de hierro irregulares y fragmentadas, como si de pura chatarra se tratasen ayuda a aumentar el carácter trágico de la figura. 
Desde entonces, Julio González experimentó una cierta obsesión con la iconografía de la Montserrat, sobre cuyo tema volvió una y otra vez en obras como El pie, La frente, Gran perfil de campesina, Busto femenino, etc. Una de las más potentes visualmente es la Cabeza de la Montserrat gritando del año 1942, que dejó inacabada, en la que representa a la misma mujer, representación del pueblo español, soltando un grito desgarrador, que tantas reminiscencias o paralelismos tiene con la iconografía que Picasso desplegó en el Guernica y que fue expuesto en el mismo Pabellón Republicano.
Como a la mayoría de artistas españoles que permanecieron en el exilio vivió la experiencia de la Guerra Civil y su fatal desenlace como una auténtica tragedia que le marcaron tanto en lo personal como en lo artístico. Pasó el resto de su vida en el exilio y su muerte en 1942 ni siquiera fue comunicada por la prensa del régimen franquista. No fue hasta el año 1970, cuando a través del NODO, la población española pudo conocer la existencia de que uno de los artistas más importantes del siglo XX era compatriota suyo, aunque parece ser que cometió el pecado de posicionarse en lado de la democracia.

Ver: http://historiasdearteyguerra.blogspot.com.es/2014/02/la-dignidad-de-la-resistencia-la.html
 




















 

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