Encontrados el año 2012 en el transcurso de una campaña de excavaciones en el Puig de Sant Andreu de Ullastret, los fragmentos craneales fueron localizados en un tramo de una de las calles principales de la ciudad ibérica. Los 15 fragmentos corresponden a 5 individuos. Solo dos se han conservado enteros y están atravesados por clavos de grandes dimensiones. Localizados cerca de la entrada de un gran edificio, fueron exhibidos en público como trofeos de guerra. A inicios del siglo II aC, una vez abandonado el asentamiento, se desprendieron y cayeron a la calle.
Cabe recordar que la presencia de restos humanos en los yacimientos de Ullastret, esencialmente cabezas, se documenta de manera reiterada desde el comienzo de las excavaciones, en 1947. Los estudios antropológicos realizados hasta ahora han identificado al menos una treintena de individuos adultos con trazas de decapitación y otras lesiones.
El reto ha sido poder reconstruir las historias que hay detrás del hallazgo arqueológico. El proceso, que ha sido largo y laborioso, ha contado con pruebas de diagnóstico por la imagen, pruebas bioarqueológicas, análisis de ADN y un exhaustivo estudio antropológico.
La observación detallada de los huesos ha evidenciado lesiones (cortes y golpes de espada) producto de hechos violentos, además de las marcas provocadas durante la posterior manipulación de los restos para transformarlas en elementos de exposición pública. También se ha podido saber que los cinco individuos, tres sobrevivieron a estas heridas y murieron posteriormente por alguna otra causa.
Se confirma que la mayoría son hombres, que no están emparentados por vía materna y que pertenecen a los grupos de poblaciones antiguas propias del nordeste de la península ibérica. El análisis de la dentadura de los dos cráneos que se han conservado enteros ha permitido saber que uno tenía entre 16 y 18 años en el momento de la muerte y el otro más de 40 años.
Estos análisis, junto con la obtención de imágenes 3D en alta resolución han permitido reconstruir virtualmente el rostro de uno de los dos cráneos enclavados que se encontraron enteros. La reconstrucción facial, que ha ido a cargo de Visualforensic, muestra por primera vez el aspecto de un hombre que murió joven, entre 16 y 18 años, a finales del siglo III o principios del siglo II aC".
Ver: http://web.gencat.cat/es/actualitat/detall/Els-cranis-enclavats-dUllastret-00001
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