"Edificio que bascula entre el clasicismo y la modernidad, de 1931. Sobre el zócalo de aplacado de piedra de la planta baja, cinco pisos: el principal con balcones de tímpano triangular; los demás, con ventanas y balcones rectangulares con enmarcado degradado y, en el cabecero, aberturas en arco y balcón; todo ritmado por falsas pilastras colosales con impostas y combinado con las galerías de triple ventana en el chaflán redondeado y en la fachada de Ortigosa. La ornamentación, discreta, es de terracota, bien de temática animal y vegetal o bien, alusiones al mundo clásico -mitología- y al contemporáneo -zepelín, paisaje urbano-.
Más grande y atrevido, el edificio Fàbregas, en el tramo superior de Jonqueres/Trafalgar, establece cierto juego con éste por las similitudes en la curva de las esquinas y la combinación de colores pálido y rosado de las fachadas."
Ver: https://www.poblesdecatalunya.cat/element.php?e=16952
Jonqueres 4-6 / Ortigosa 3
Los dos relieves forman parte de un edificio de los años 30 obra del arquitecto Antoni Puig i Giralt. Los dos conjuntos escultóricos se atribuyen a Joan Rebull, colaborador habitual del arquitecto. Se trata de una especie de canto, casi una adoración, al progreso tecnológico, muy presente en la sociedad barcelonesa del momento. Eran los tiempos en que la Exposición de 1929 era una ventana internacional para la capital catalana, en la que rebosaba un ambiente de exaltación tecnológica. De hecho, la exposición tenía como uno de los ejes principales la electricidad y sus aplicaciones.
El evento atrajo muchas nuevas tecnologías que hicieron vibrar a los barceloneses. Fue un éxito de público, pero un fracaso económico al coincidir con la histórica caída de la Bolsa de Nueva York y la consiguiente gran crisis mundial que desató. Coincidiendo con la exposición, visitó Barcelona el célebre dirigible Graf Zeppelin, que sobrevoló en varias ocasiones la ciudad generando el entusiasmo y admiración de la gente. Es por esta razón que uno de los elementos del relieve sea el dirigible sobrevolando el puerto, en donde se visualizaban los principales avances en comunicación marítima. Junto al Zeppelin, se erige la que sin duda es la torre de Sant Jaume del teleférico que comunica el puerto con Montjuïc y que fue construido precisamente para conectar la exposición con su sección marítima.
El homenaje al dirigible de Roger de Flor no es el único que podemos encontrar en Barcelona. Hay otro en la calle Ortigosa, junto al Palau de la Música. Forma parte de uno de los múltiples relieves que adornan la fachada del edificio situado en la esquina con Jonqueras, contemporáneo del anterior. Sin duda, el Graf Zeppelin causó gran impacto."
Ver: https://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20241110/10089309/adoracion-progreso-roger-flor.html
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