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12 ago 2018

03/08/2018 Faraón. Rey de Egipto en el Caixaforum V

“Ser faraón no era un chollo, no podía ni tener sexo cuando quería”
El egiptólogo Josep Cervelló desvela los orígenes de la monarquía del antiguo Egipto en la primera conferencia del ciclo vinculado a la exposición del CaixaForum

Aunque 3.000 años parezcan una eternidad, el Egipto de los faraones también tuvo su inicio. Esta génesis no demasiado conocida ha sido la encargada de inaugurar el ciclo de conferencias organizado con motivo de la exposición ‘El Egipto de los faraones’ en el CaixaForum de Barcelona con piezas procedentes del British Museum.
A cargo del egiptólogo Josep Cervelló, director del Institut d’Estudis del Pròxim Orient Antic de la UAB, este primer encuentro con el antiguo Egipto se ha desarrollado bajo el cartel de ‘todas las entradas vendidas’, una situación que se repetirá en las próximas conferencias del ciclo, que ha coordinado la revista Historia y Vida para celebrar su 50 aniversario. “El mérito de este éxito es de los faraones”, bromeó Cervelló antes de entrar en materia y de dar la bienvenida también al centenar de personas que seguían la conferencia desde una pantalla en una sala anexa al auditorio.
¿Y por qué el mundo del antiguo Egipto genera esta expectación? No hay una única respuesta a tal fascinación, aunque, sin duda, vale la pena adentrarse a sus inicios para encontrar las primeras explicaciones, tal y como hizo el egiptólogo catalán este miércoles en Montjuïc.
Para ello, rebobinó en el tiempo hasta llegar al 5.000 a.C, época neolítica, cuando el valle del Nilo inició una economía de producción basada en la agricultura y la ganadería, en la que la sociedad todavía era igualitaria, sin jerarquía social. En ese momento empieza a forjarse una cultura unitaria en el alto Egipto que acabará imponiéndose en todo el país y que ya apunta aspectos identificativos de la civilización, como el culto a los difuntos, el ajuar funerario, la momificación (aunque era natural, producida por la propia arena del desierto), e incluso la creencia en el más allá (tal y como demuestran los restos de comida encontrados en los entierros para garantizar la vida post mortem del fallecido). Y todavía más: los cuerpos se enterraban con la mirada hacia occidente, donde en época histórica se encontraría la entrada al reino de Osiris. Sin duda, todo tiene su inicio.
¿Y por qué el mundo del antiguo Egipto genera esta expectación? No hay una única respuesta a tal fascinación, aunque, sin duda, vale la pena adentrarse a sus inicios para encontrar las primeras explicaciones, tal y como hizo el egiptólogo catalán este miércoles en Montjuïc.
Para ello, rebobinó en el tiempo hasta llegar al 5.000 a.C, época neolítica, cuando el valle del Nilo inició una economía de producción basada en la agricultura y la ganadería, en la que la sociedad todavía era igualitaria, sin jerarquía social. En ese momento empieza a forjarse una cultura unitaria en el alto Egipto que acabará imponiéndose en todo el país y que ya apunta aspectos identificativos de la civilización, como el culto a los difuntos, el ajuar funerario, la momificación (aunque era natural, producida por la propia arena del desierto), e incluso la creencia en el más allá (tal y como demuestran los restos de comida encontrados en los entierros para garantizar la vida post mortem del fallecido). Y todavía más: los cuerpos se enterraban con la mirada hacia occidente, donde en época histórica se encontraría la entrada al reino de Osiris. Sin duda, todo tiene su inicio.
Una vocación, la de egiptólogo, con la que “no contaban los antiguos egipcios, que construían sus tumbas para que nadie las abriera”, ironiza Cervelló. Fue el caso de la tumba 100 de Hieracómpolis, actualmente perdida, pero que se documentó al detalle. Gracias a ello, se conocieron las primeras pinturas del arte egipcio y, lo que es tanto o más importante, aparecieron representaciones de lo que ya sí sería un rey.
Así pues, en el 3.400 a.C ya se puede hablar del “inicio del estado con un monarca que ostenta el monopolio legítimo de la coerción”, concluye el egiptólogo. En esta tumba también aparece iconografía que irá vinculada a partir de entonces a la figura del faraón, como es la imagen del monarca con una maza en una mano mientras que con la otra coge a enemigos vencidos a los que pretende masacrar.
En las tumbas de los reyes predinásticos irán emergiendo elementos que perdurarán a lo largo de la civilización, como es el caso de la primera escritura en la tumba U-j de Abidos. “Ya basta de decir que la escritura nació en Mesopotamia, lo hizo simultáneamente en Egipto”, advierte Cervelló antes de alertar sobre otro error recurrente: “no siempre se creó por finalidades administrativas como se acostumbra a explicar”.
En el 3.100 a.C ya se produce la unificación del alto y el bajo Egipto. Y también se conoce el nombre del primer rey de la primera dinastía: Narmer. Ha llegado hasta nuestros días una paleta que lo representa con la maza en la mano y golpeando a enemigos vencidos. La misma iconografía de siglos anteriores y que perdurará hasta el fin de los faraones. Incluso la reprodujeron los reyes griegos ptolomaicos. En esta paleta también aparecen otros motivos que tampoco abandonarán a los faraones: la cola de toro y el nombre de Horus del faraón. Luego se le añadirían hasta cuatro nombres más hasta que quedan así definidos en la V dinastía.
A pesar de que la civilización egipcia, la primera de la historia con un estado territorial, duró tres milenios, los primitivos símbolos que identifican al faraón nunca se dejaron de lado y siempre se fueron repitiendo, lo que servía para “legitimar a los faraones de las dinastías sucesivas”, analiza Cervelló.
Estos faraones se regían en tres grandes principios. Uno era el cósmico, ya que el rey se identificaba con el dios Horus, el halcón. Como él, sus ojos son el sol y la luna y sus alas la cúpula celeste. Si el faraón enfermaba o se equivocaba, repercutía en el cosmos. Es decir, “no podía hacer lo que le daba la gana”, advierte el egiptólogo desmitificando el poder absoluto que siempre se la ha dado teniendo en cuenta una concepción marxista del término. “No era un chollo ser faraón, debía cumplir con rituales diarios, incluso se dice que no comía ni practicaba sexo cuando quería” y “si había carestía, la culpa era de él”.
Otro principio elemental era el de la dualidad. Para que existiera una armonía, debía haber un equilibrio entre los polos opuestos. Es el caso de los dioses Horus (que simboliza el orden) y Seth (el caos). Esta dialéctica se muestra en el plano territorial con la existencia de dos egiptos: el alto (el valle del Nilo) y el bajo (el delta). El faraón llevaba dos coronas que representaban estos dos territorios.
El tercer principio era el solar, cuya manifestación más impactante son las pirámides y que representan la colina primordial (el Benben) que se encontraba bañada por el océano cósmico (el Nun) y de cuya cima partió un ave (el Bennu) que se convirtió en el sol. Las pirámides buscaban la trascendencia del faraón, ya que le permitían “subir al cielo y unirse al dios solar Ra”, explica Cervelló. Unas pirámides que no dejan a nadie indiferente, a pesar de los milenios que nos separan. Por ello, el egiptólogo finaliza con un consejo: “Se tiene que ir a Egipto una vez a la vida, como mínimo”.

Ver: https://www.lavanguardia.com/cultura/20180614/45102202407/faraon-conferencias-caixaforum.html



















10 ago 2018

03/08/2018 Faraón. Rey de Egipto en el Caixaforum IV

'Faraón': una ocasión para ver lo mejor de Egipto, en el CaixaForum
Gustau Nerín
Barcelona. Jueves, 7 de junio de 2018


El Antiguo Egipto tiene un extraño atractivo. El país causa fascinación y todavía más la figura del faraón. "Cuanto más se conoce de él, más se quiere saber", afirma Elisa Durán, directora adjunta de la Fundación Bancaria "la Caixa". Y por eso esta entidad ha presentado ya varias exposiciones sobre el tema. Ahora, el CaixaForum de Barcelona acoge una exposición excepcional: Faraón. Rey de Egipto. Esta muestra ha sido posible gracias al acuerdo de colaboración entre los CaixaForum y el British Museum, una entidad que tiene una de las principales colecciones sobre Egipto del mundo. La exposición, que se inaugura este viernes, se podrá ver hasta el 16 de septiembre en Barcelona, y después pasará en Madrid, Girona, Sevilla y Tarragona. 
La cultura entra por los ojos
Esta no es una exposición cualquiera sobre el Antiguo Egipto. Algunas de las 164 piezas expuestas son realmente emblemáticas. No sólo son piezas representativas del Egipto faraónico, sino que además son obras de una extraordinaria belleza, de una gran espectacularidad y en un magnífico estado de conservación. Y además se muestran en unas condiciones idóneas, que refuerzan su magnificencia (los dos comisarios de la exposición, Marie Vandenbeusch y Neal Spencer, del British Museum, se han quedado sorprendidos ante la fuerza que tomaban algunas de las piezas expuestas).
3000 años de historia
Marie Vandenbeusch, en la presentación de la exposición, ha querido enfatizar la extraordinaria resistencia de la cultura egipcia, que perduró 3.000 años. "Cleopatra está más cerca de nosotros que de las pirámides", ha recordado la conservadora del British Museum, para los que conocen el Antiguo Egipto a través de las páginas de Astérix. Los organizadores de la exposición han querido dejar claro que incluso cuando gobiernan Egipto reyes extranjeros, adoptan el modelo real de los faraones, probablemente porque eso les garantizaba una fuerte estabilidad. Los reyes de Egipto de origen griego se hacían retratar como faraones egipcios, y los faraones nubios, aunque se hacían enterrar en Nubia, trasladaron los rituales funerarios egipcios a su país de origen. Gracias a la extraordinaria duración de la cultura egipcia, esta exposición no se organiza por orden cronológico, sino en ámbitos temáticos: el templo, la vida en el palacio, la administración del Estado, la guerra... 
La magnificencia del rey dios
La exposición intenta ofrecer una visión en perspectiva de la figura del faraón, pasando por su dimensión divina, su papel como administrador, su dimensión militar, su vida familiar y, obviamente, su muerte. Entre las piezas más brillantes de la muestra, sin duda, se encuentran las relativas al faraón, como la escultura de Seti II que se puede contemplar al entrar en la exposición, la delicada cabeza de Tutmosis II elaborada en limonita verde encontrada en Karnak, o una de las obras que cierra la exposición: el fragmento de la tapa del sarcófago de piedra del faraón Ramessses VI. Pero hay también obras sobre los dioses que destacan por su monumentalidad, como el gran capitel de Hathor procedente del templo de Bastet, en Bubastis; la estatua de Sekhmet en granito de la XVIII dinastía o una delicada figura de un babuino que representa alguna figura divina, por determinar. Pero los comisarios destacan el valor de otra imagen, de tamaño muy pequeño, realizada en plata y oro: una estatuilla del dios Amon-Re, procedente del templo de Karnak, que probablemente sería una figura de culto escondida en la parte más secreta del santuario, donde sólo tenían acceso el faraón y los altos sacerdotes.
El otro Egipto Junto a los grandes objetos artísticos procedentes de templos y pirámides, que todo el mundo conoce a través de los libros, los comisarios han incorporado otros materiales mucho menos conocidos. Hay joyas, de una factura delicadísima, que muestran la vida de refinamiento en que vivían los faraones. Hay baldosas y pequeñas piezas arquitectónicas policromadas que muestran la vida cotidiana de los faraones. Hay fragmentos de papiro y apuntes en tablillas de cerámica, que ayudan a entender la estructura administrativa de los egipcios. Hay muchos shatibs, las diminutas figuras de servidores que se enterraban con el faraón con la esperanza de que siguieran sirviéndolo en el más allá... Hay incluso un arco, de aproximadamente el 1.400 aC... Un panorama muy completo, con el espacio disponible, de la cultura egipcia a partir de la figura del faraón.
Ocasión perdida para los escolares Faraón se inaugura al final de curso escolar y se retirará antes de que el curso próximo esté en marcha. Los institutos, pues, no tendrán casi ocasión de llevar allí a sus estudiantes. A pesar de todo, CaixaForum ha preparado un intenso plan de visitas con coloniaos de verano. Además, para el público en general, se ha preparado un ciclo de conferencias, los miércoles, del 13 de junio al 9 de julio, con especialistas como Josep Cervelló o Luis Manuel Gonzálvez. Pero la actividad principal tendrá lugar el miércoles 1 de agosto, a partir de las 19h de la noche, cuando se celebre "La noche de los faraones", con visitas comentadas a la exposición, un taller de momificación, una charla audiovisual sobre el Egipto faraónico en el cómic y en el cine y, como cierre, un showcooking: "La mesa del faraón".
Visita plenamente gratificante Las espectaculares piezas de Faraón, no sólo están magníficamente iluminadas, sino que además, cuentan con unas explicaciones muy completas, que ayudan a contextualizar aquello que se ve. Además, dispone de una materiales complementarios, gráficos y vídeos, que con un mínimo de información suponen un apoyo básico para el público. Es, pues, una introducción completa al mundo egipcio, que fascinará a los devotos a la egiptología, pero que a buen seguro cautivará, también, a los que simplemente se dejan caer al CaixaForum por curiosidad. Una sugerente puerta abierta a la Antigüedad.

Ver: https://www.elnacional.cat/es/cultura-ideas-artes/faraon-rey-egipto-caixaforum-british-museum_276000_102.html 
























9 ago 2018

03/08/2018 Faraón. Rey de Egipto en el Caixaforum III


"Exposición: Faraón. Rey de Egipto, en CaixaForum Barcelona


Llega a Caixaforum Barcelona la exposición Faraón. Rey de Egipto, una colección de objetos procedentes del British Museum, que explora los ideales, el simbolismo y la ideología de faraones del antiguo Egipto y la realidad de la vida en el valle del Nilo.

Los Faraones, los Señores de las Dos Tierras, eran los encargados de proteger Egipto de sus enemigos y de garantizar el maat, el orden del universo.

Tras las imágenes y los objetos del antiguo Egipto que han llegado hasta nuestros días se esconde la realidad de un imperio que ha fascinado al hombre a lo largo de la historia. “Faraón. Rey de Egipto” presenta dichos objetos para explicar la vida en esos tiempos, prestando especial atención a distintos aspectos del monarca egipcio como el carácter divino de los faraones, la simbología de las vestimentas y las joyas, la religiosidad, los rituales, la organización administrativa del país, las guerras expansivas y de protección y, por supuesto, la vida en palacio.

Más de ciento cincuenta piezas de la colección del British Museum forman parte de esta exposición, entre las que destacan trabajos de orfebrería, estatuas monumentales y magníficos relieves de templos que acercan al visitante a la vida real y de poder del antiguo Egipto.

La exposición incluye la realización de tres conferencias"