"La cripta
La cripta es lo único que se conserva del templo del siglo XIX. Este fue rebajado y destinado a dicha función. En 1984 Néstor Basterretxea termina los murales que decoran sus paredes. El 8 de noviembre de 2009, 25 años después, se reinauguran estas pinturas tras una remodelación de la iluminación. Néstor Basterretxea había comenzado su obra en 1952, pero debido a discrepancias con los responsables de la iglesia y los frailes quedó paralizada hasta los años ochenta de ese siglo. Acabada la obra, el desencuentro entre los frailes de Aránzazu y el artista se mantuvo hasta principios del año 2009 cuando llegaron a un acuerdo.
Basterretxea ganó el concurso de ideas abierto para la renovación del monasterio junto con el pintor madrileño Pascual de Lara. Se decidió que De Lara pintara el ábside y Basterretxea la cripta. Junto al resto de los artistas que trabajaban en el santuario, Basterretxea comenzó su obra en 1952. En 1955, cuando los esbozos estaban realizados y se iba a proceder a su pintura, son borrados con agua y jabón y tapados por pintura blanca. Más de 25 años después Basterretxea pide a la Diputación de Guipúzcoa terminar su obra. El entonces diputado general, Xabier Aizarna, le da el visto bueno y le facilita los materiales necesarios y dos ayudantes y comienza a pintar una nueva versión de los murales que no tenía nada que ver con la primera. En la primera versión, los temas fueron dados por los frailes (pecado, expiación, perdón y gloria), en la segunda el artista no consultó con regentes del monasterio la temática que iba a plasmar en las paredes del templo.
Las pinturas se realizaron sobre tablero en un local diferente al de la cripta. Basterretxea creó con «toda libertad» los 18 murales que componen la colección, en los que relata «la creación del universo, la confusión del hombre ante la fuerza de la naturaleza, el nacimiento de los mitos...» y culmina en el impresionante Cristo vestido de rojo del altar. El artista expresa la representación del Cristo de la siguiente forma:
Me metí redentor e hice un Cristo que, con la cruz a cuestas y de espaldas, se alejaba de nosotros, que no estábamos a su altura. Cuando altas instancias eclesiásticas le recordaron que mi propuesta alteraba el sentido de la misa. Como de eso entendían más que yo, le di la vuelta y pinté un Cristo tremendamente severo. Creo que es la cara que nos pondría Cristo si volviera.
Las pinturas son de gran impresionismo y se extienden por los 500 m² de paredes que tiene el local. Destaca el gran Cristo rojo, Cristo resucitado, que con los brazos en alto sobresale de la cruz. Cada uno de los muros tiene su significado. Desde la estructura de la Creación que se muestra en el “muro 1” y las diferentes etapas de la misma hasta que parece el hombre (muro 4) ante la Naturaleza que tiene que vencer. El sacrificio del Mesías, de Cristo, y de él el nacimiento del cristianismo con la cruz como la esperanza de salvación (muro 5). Los cristianos perseguidos, martirizados en nombre del Salvador (muro 6). La cruz vive entre el mundo y el hombre (muro 7), el hombre contra el hombre encerrando a la libertad (muro 8). La amenaza de la destrucción, del poder de la aniquilación en mano del hombre (muro 9). Cristo irrumpe fuerte en el desasosiego de la aniquilación. El Cristo de vida, de resurrección, en contraposición de la muerte (muro 10, trasera de altar). La resurrección de Cristo da la vida (muros 11 y 12). La armonía, el esplendor de la Buena Nueva, la verdad (muros 13 y 14). San Francisco de Asís recibiendo los estigmas (muro 15), muriendo (muro 16)… las plantas, el sol, la luna, las estrellas… hermanas (muros 17 y 18).
Cuando el visitante entra en la cripta no puede más que sobrecogerse ante la fuerte presencia del Cristo resucitado que se ve, triunfante, al fondo de la estancia."
Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Santuario_de_Ar%C3%A1nzazu
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