25 ago 2016

24/08/2016 Cereria Subirà II: interior

"Entre los edificios ocupados por el Museo de Historia de la Ciudad está la casa que hace esquina entre la Bajada de la Llibreteria y la calle Veguer. Tiene una fachada muy equilibrada, con un balcón corrido en el piso principal que gira siguiendo el perfil redondeado de la cantonera. Conserva restos de esgrafiados. En los bajos está ubicado uno de los establecimientos comerciales más antiguos de Barcelona, la Cereria Subirà, fundada en 1761 por Jacinto Galí en la calle de la Platería. Cuando la apertura de la Via Laietana afectó el establecimiento, éste se trasladó al actual edificio, ocupando una tienda de ropa fundada a mediados del siglo XIX. Pasó a manos de la familia Subirà tras la guerra civil. De su interior cabe destacar el mobiliario, aprovechado de la antigua tienda decimonónica y, especialmente, la doble escalinata, presidida por dos figuras femeninas de hierro que sostienen una lámpara. Fue restaurada por Josep M. Botey 1983".

Ver: http://www.poblesdecatalunya.cat/element.php?e=2066
Baixada de la Llibreteria, 7

Esta cerería se mantiene en medio de la oleada de desapariciones de comercios de toda la vida. Merece la pena conocerla y entablar conversación con sus amabilísimas dependientas que te cuentan la historia y te muestran detalles de lo más curioso.
















Si os fijais bien, el mostrador es el mismo que se ve en este grabado de época, abajo a la izquierda, aunque estaba colocado en otro lugar:

  








  
Folleto conmemorativo de sus 250 años de existencia!!




Puesto en contacto con la la propietaria actual para enviarle esta entrada y agradecerle su amabilidad, me sugiere los siguientes e interesantes documentos: Un artículo sobre las estatuas que sostienen luces ("torcheres")

http://criticartt.blogspot.com.es/2016/01/les-negresses-barcelonines-de-lescultor.html?spref=fb

Y un documento con la historia de la cerería que traduzco para esta página:

"La historia del comercio activo más antiguo de la ciudad de Barcelona se remonta al año 1761. En ese año Jacint Galí heredó el comercio que había fundado su padre Francesc importador y comerciante de productos coloniales, con sede en la calle Nou de Sant Cugat que cambiaría más adelante su nombre por el de calle Corders.Jacint no siguió los pasos de su padre. Él se había formado como maestro cerero e hizo su profesión, convirtiendo el negocio paterno en una cerería. Desgraciadamente no tuvo mucho tiempo para disfrutar de su negocio, porque murió en 1763. El negocio pasó a manos de su hijo, Jacint Galí Vilar.En la época se elaboraban dos tipos de cera, la blanca y la morena. La morena era más económica y la blanca, la más valorada, se obtenía exponiendo al sol la cera en bruto. Había que hacer una pasta homogénea que se extendía sucesivamente al sol hasta conseguir el color deseado. La familia Galí tenía el dominio útil sobre un alodio del monasterio de Sant Pere de las Puel.las que utilizaba como espacio de trabajo para las operaciones de blanqueo. Cuando la cera estaba en el punto deseado se trasladaba en carro hasta el local de la calle Corders, que servía tanto de obrador para la elaboración de velas, velas y candelas, como de despacho de ventas.Jacint Galí Vilar mantuvo el negocio hasta su muerte en 1825, testando a favor de su viuda. Era habitual en la época que el encargado del obrador conociera tan bien como el dueño, el oficio y el funcionamiento del negocio y que si un propietario faltaba sin descendencia fuera este trabajador quien se hiciera cargo del negocio. La viuda de Jacint Galí mantuvo la propiedad del negocio que regentaría su encargado, Martí Prat. Al morir la viuda Galí en 1842 Martí Prat, que según la documentación conservada ya tenía el título de maestro cerero, lo traspasó. Antoni, Jaume y Martí, los tres hijos de Martí Prat, siguieron el oficio de su padre. A mediados de siglo Antoni regentaba la cerería familiar de la calle Corders y sus hermanos Martí y Jaume abrieron otra en la calle de la Platería. Las dos Cererías coexistieron hasta la década de 1870. Sabemos que en ese momento cerró la cerería de Corders, aunque la familia retuvo el local como almacén y taller unos años más.La ejecución del proyecto para la apertura de la Vía Laietana, cuyas obras se iniciaron en 1908, afectó el edificio de la cerería. Entre 1908 y 1909 se establecieron en el número 7 de la antigua Bajada de la Cárcel, denominada Bajada de la Llibreteria desde 1958. El establecimiento que traspasaron era la histórica tienda "La Argentina", tienda de telas fundada por Pay Despatx
En ese momento era el propietario Joaquín Aldrich, que la regentaba con Esteve Font, camisero y corbatero.La Guerra Civil interrumpió de forma abrupta la línea sucesoria de la familia Prat. Ninguno de sus herederos sobrevivió la guerra, y el negocio tuvo que cerrar durante los meses más duros del conflicto. Una vez terminada la guerra el cerero de Vic Paulí Subirà y Arumí hizo cargo del negocio.La escasez de materias primas fue uno de los problemas más graves de la posguerra. La cera de abejas ya se había sustituido progresivamente por estearina y parafina porque eran más asequibles y no requerían el complejo proceso de blanqueo y tratamiento de la cera de abejas. Pero estos materiales no llegaban y los cereros tuvieron que buscar alternativas como la pasta de cacao y otros aceites vegetales. Superado este trance el negocio se estabilizó y desde 1958 uno de los 9 hijos de Paulí, Jordi, entró a trabajar en la cerería. Paulí murió en 1964 y Jordi Subirà y Rocamora le sucedió. Año difícil, porque a la muerte de Paulí se añadió la expropiación del Ayuntamiento de la ciudad del edificio de la Bajada Libretería para ampliar el Museo de Historia de Barcelona situado en la finca de al lado. Pero más grave que la expropiación fue el incendio que destruyó completamente el obrador en noviembre de 1969. Gracias a la solidaridad de amigos, familiares, clientes y vecinos la cerería se pudo reabrir en pocos días. Jordi Subirà siguió luchando por la supervivencia del negocio y finalmente el Ayuntamiento accedió a mantener el local histórico como cerería. En 1982 el arquitecto Josep Maria Botey hizo la reforma y restauración.A pesar de las décadas y las vicisitudes pasadas, la familia Subirà ha conservado la decoración pre-modernista de la antigua tienda de tejidos de Pau Despatx. Se conserva el mobiliario original, la escalera central de adarve doble para acceder a los altillos, el suelo cuadriculado y la columna central de apoyo. Al pie de la escalera, sobre sus pedestales, hay dos figuras femeninas de forja que habían sido los soportes de las lámparas de gas instaladas por la primera compañía de gas que tuvo la concesión del alumbrado de la ciudad de Barcelona, ​​la empresa francesa Lebon.La cerería recibió el reconocimiento de la Cámara de Comercio con motivo de su 250 aniversario y la distinción "Guapos para Siempre" del Ayuntamiento de Barcelona".

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