20 mar 2019

02/09/2018 Tesoros del MNAC CXXXVIII: Retablo de San Miguel: San Miguel

"Es la imagen más conocida del retablo. Muestra un joven San Miguel de piel blanca y cabellera rubia y rizada que destaca bajo una corona dorada enmarcada dentro de un gran nimbo. De su espalda salen dos grandes alas que sobrepasan por encima de la cabeza y la corona, creando una ilusión visual como si estuviera enmarcado dentro de una mandorla. Para parecerse a las alas de un pájaro, el artista las ha cubierto de plumas de pavo real. Va elegantemente vestido con una especie de jubón que le llega por debajo de la cintura, decorado con motivos florales dorados sobre fondo negro. Lleva una larga capa de color verde forrada en rojo y festoneada en oro, que le baja desde los hombros hasta la altura de las rodillas; está atada delante de su cuello con un broche dorado. No lleva armadura en el cuerpo, si presenta pernerass sobre las piernas y grandes protecciones en los brazos. El brazo derecho lo tiene levantado sosteniendo una lanza rematada con una cruz, mientras que el izquierdo lo apoya sobre la espada enfundada que lleva en la cintura. Se presenta en actitud de aplastar y lancear un monstruo antropomorfo situado bajo sus pies que representa Lucifer y la victoria del arcángel sobre los ángeles rebeldes"

"El Retablo de San Miguel es una obra de estilo gótico catalán al temple de huevo por Jaume Huguet entre los años 1455 y 1460. Se conservan seis tablas de los nueve que tenía como encargado por el Gremio de Tenderos revendedores de Barcelona en 1455 para su capilla de la iglesia de Santa María del siglo XV, la capilla de San Miguel se encuentra actualmente en la capilla de la Inmaculada. Posteriormente, la defensa del santo fue trasladada a la capilla actual de San Miguel donde se instaló un retablo barroco. En 1923, la Junta de Museos de Cataluña comenzó una negociación con el gremio, que en 1940 el ingreso de seis compartimientos. Donde actualmente se exponen.

Historia

La datación fue propuesta a partir de los documentos de concesión de la capilla de San Miguel de Santa María del Pino al Gremio de Tenderos Revendedores en enero de 1455 y la consagración de este 3 de mayo de 1456, fechas coincidentes con la atribución por motivos estilísticos. Ahora bien, existen algunas diferencias en el estilo entre algunas tablas, lo que hemos hecho sospechar que el día de la consagración sólo las tablas centrales del retablo están terminadas, y que el resto han sido pintadas posteriormente, entre 1456 y 1460, un retraso probablemente para la coincidencia con la guerra civil catalana.

Dos siglos más tarde se instaló en el centro de la nave que limita el espacio y dificultará las actividades del gremio. Como resultado de ello, el 10 de abril de 1630, se trasladó a la capilla vecina de San Cosme y San Damián. Un siglo más tarde, en 1798, el gremio optó por encargar un nuevo retablo barroco a Salvador Gurri, además de la imagen del arco del ángel, incorporó los santos protectores de la nueva capilla. El retablo de Huguet fue desmontado y conservado en las instalaciones del gremio.

Fue expuesto en el Salón de Arte Antiguo celebrado en Barcelona en 1936, cedido por el gremio de Revendedores.

El inicio de la Guerra Civil Española y para proteger las obras de los servicios de los que se conocieron los edificios religiosos, el Presidente de la Generalidad de Cataluña dictó el 22 de julio de 1936 un decreto de defensa del patrimonio amenazado. Grupos de voluntarios se organizan para salvar las obras en peligro. Las seis tablas del retablo de los Revendedores fueron trasladadas el mismo día 22 en el Museo de Arte de Cataluña por Apel·les Fenosa, Francisco Camps Ribera, Santiago Soto Fernández y Ramón Llisas Fernández. Dos días más tarde, Lluís Companys ordenó decomisar «todos los materiales y objetos de interés pedagógico, científico, artístico, histórico, arqueológico, bibliográfico y documental, que los servicios y los lugares de las instituciones públicas del territorio de Cataluña los datos por los actuales acontecimientos ». Posteriormente fueron trasladados a Olot, cuando las instalaciones del museo fueron vacías huyendo de los bombardeos de Barcelona.

Aunque la Junta de Museos de Barcelona reclamó a principios del siglo XX su cesión, que no se dio hasta 1940, en la Asociación de Socorro Mutuo, el nombre de que había sido el Gremio de Revendedores, cedió las tablas al Museo Nacional de Arte de Cataluña

 El autor
Jaume Huguet (Valls 1412 - Barcelona 1492) fue un pintor gótico catalán con un estilo que evolucionó del gótico internacional hacia las innovaciones incorporadas desde la pintura flamenca. Su formación se realizó entre Valencia, Tarragona y Barcelona, ​​si bien no se ha descargado que no se haya visitado Cerdeña o Nápoles, que formaron parte de la Corona de Aragón. Desarrolló su máxima actividad en Barcelona a partir de 1448, donde se creó un taller que monopolizó la realización de retablos en Cataluña durante la segunda mitad del siglo XV, una vez muertos Bernat Martorell y Lluís Dalmau. Su taller se incorporó a sus discípulos y también a los miembros de la familia. Una parte importante de su obra se ha perdido en las revueltas que han destruido las iglesias que las han contenido y la mayoría de las obras conservadas son paneles de retablos que han sido desmontados.

Estilo
En este periodo aparecieron en Valencia las tendencias modernas de la época que vienen a producir una evolución de los artistas educados en el gótico internacional. Llegó la influencia del realismo de los primeros flamencos, especialmente de la escuela pictórica de Jan van Eyck, autor de moda en la Corona de Aragón gracias a la mano de Luis Dalmau. Se puede suponer que Jaume Huguet asimiló estas nuevas formas llegadas de Flandes a Valencia antes de que Luis Dalmau marchara a Barcelona en 1445, año de la llegada de Jaume Huguet.


En los primeros años de su carrera, donde se encuadra esta obra, el autor manifiesta un aire figurativo propio del estilo italiano. En algunas obras sorprende la proximidad al quattrocento, como el Retablo de la Epifanía del MEV.

En esta obra, la técnica empleada se caracteriza por la aplicación de pinceladas largas y un dibujo de gran precisión. De esta manera se logra dar una corporeidad notable a las figuras, unas figuras de mucha elegancia. Esta corporeidad no alcanza, sin embargo, la sensación escultórica que Robert Campin o Jan van Eyck dan a sus figuras, pero se aproxima. El distanciamiento en el tratamiento también se puede apreciar en la ropa. Huguet manifiesta una preocupación por la representación tridimensional sobre las dos dimensiones aplicando rudimentarios instrumentos de perspectiva con la convergencia de los suelos de las baldosas, así como un manifiesto interés para separar los diferentes planos entre los personajes mediante su tamaño.

Los rostros son muy expresivos, como los personajes que asisten en la Aparición de San Miguel en el castillo de Sant'Angelo, muy bien trabajados y con una clara voluntad de individualizarlos. De hecho, en la obra de Huguet uno de los rasgos más característicos es la incorporación de un amplio abanico de personajes individualizados, un rasgo de ascendencia flamenca. Huguet despliega una clara tendencia a dotar a las escenas de elementos reales, y tiene un cuidado especial en los ambientes en que se ve las figuras, con escenas en el aire libre y paisaje de fondo que la aproximación a la pintura flamenca. Destaca la voluntad del artista por crear la ilusión de espacio, si bien el vínculo entre el primer término y los fondos no siempre está bien trabajado. Por ejemplo, en la tabla de la Aparición de San Miguel en el castillo de Sant'Angelo, aunque la procesión podría ser un recurso espacial para la perspectiva y la profundidad, no se ha sabido resolver, y en vez de verse un distanciamiento y disminución progresiva , sus integrantes parecen amontonados en el primer término. Ahora bien, encabezando la procesión muestra un personaje de la espalda, un recurso giottesco para crear profundidad, que también utilizaría Robert Campin con el personaje de Zelemi, la comadrona de la Natividad de Dijon, o La boda de la Virgen del Museo del Prado.
 


Tema
El retablo está dedicado a la divinidad del arcángel San Miguel, uno de los miles Christi -guerreros de Cristo-, junto con San Jorge con el que comparte atributos similares, tan solo diferenciados por las alas de ángel del primero.
A pesar de las pocas referencias suyas que aparecen en la Biblia, ha contado históricamente con una gran devoción quizás por su rol de ángel protector del pueblo de Israel, tal como se narra en el libro de Daniel. Se le representa dirigiendo los ejércitos celestiales contra Satanás y los ángeles rebeldes, expulsándolos del cielo. San Miguel es también el psicopompo que se encarga de pesar las buenas y malas acciones en el Juicio Final, una función derivada de las divinidades paganas del Anubis egipcio y el Hermes griego. La devoción pasó de oriente hacia la zona de influencia bizantina del sur de Italia. No obstante, esta imagen, muy frecuente en el arte gótico, no aparece en este retablo.
La gran extensión de su devoción se difundió en la segunda mitad del siglo XIII mediante la Leyenda áurea de Jacopo della Voragine, donde se narran varias leyendas del santo. Dentro del contexto desolador que se vivía en Europa por un cúmulo de desgracias y calamidades, esta obra consiguió atravesar el continente ávido de santos protectores contra la muerte, como San Miguel, San Mauricio o san Adrián. De esta publicación se derivan algunos de los episodios más conocidos como la Aparición de San Miguel en el castillo de Sant'Angelo o El Milagro del Monte Gargano, probablemente el tema de una de las tablas perdidas de este retablo. Como miles Christi, su enfrentamiento con las fuerzas del mal adopta una triple fórmula iconográfica. La más popular es su Lucha contra el dragón, a veces en combinación con la psicostasis. La Batalla del cielo es el segundo escenario que termina en la caída de los ángeles rebeldes citado en el Apocalipsis. Por último, el combate con el anticristo, un episodio que representa un precedente del Juicio Final. Dos de estas representaciones, la Lucha contra el dragón en la tabla central, y el Combate con el anticristo figuran en este retablo.

Descripción de las tablas
El retablo se estructuraba en tres calles. El central, probablemente fue el primero que se realizó,5​ contiene tres tablas: la principal está en el piso inferior, es una de las más grandes y está dedicada al arcángel San Miguel, titular del retablo; en el centro de la calle, la segunda mesa está dedicada a la Virgen María entronizada que está representada rodeada de santas con una estética de Jan van Eyck y, en la tabla superior, se representa un calvario, clásico en los retablos de la época.
Las tablas que se conservan de las calles laterales corresponden a acontecimientos protagonizados por San Miguel. La tabla superior de la calle derecha muestra la victoria del santo sobre el anticristo, un hecho que es uno de los iconos distintivas de este arcángel; en el piso inferior de la misma calle está el Milagro del Mont Saint-Michel y, en la única tabla que ha sobrevivido de la calle izquierda, hay otro milagro del santo, la Aparición de San Miguel en el castillo de Sant'Angelo.
Si se hace un análisis conjunto, se puede llegar a la conclusión de que existe una uniformización de los temas escogidos, y que por tanto, las tablas desaparecidas del retablo podrían haber sido temas como el milagro del Monte Gargano, la Caída de los ángeles rebeldes o la misa por las almas de los difuntos. Por otra parte, el gran número de obras pictóricas con la imagen y la leyenda de San Miguel es una prueba irrevocable de la extensión del culto en toda Cataluña a finales de la Edad Media.".

Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Retablo_de_San_Miguel_(Jaume_Huguet)





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