9 abr 2019

02/10/2018 Casa Muley-Afid II: Interior (incluyendo la historia del reloj parado a las 2)

"Torre unifamiliar de aires orientales encargada por el sultán marroquí Muley Afid a Puig i Cadafalch, que se terminó en 1914. El sultán, que se había exiliado en Barcelona tras la ocupación francesa del protectorado, y que residía en el 'Hotel Oriente, sólo vivió dos años.

El edificio tiene una planta compleja, con varios volúmenes de altura y disposición variable, que generan terrazas y tribunas, algunas de planta poligonal, con una característica torrecilla coronada con un puntiagudo sombrero de cerámica vidriada. La ornamentación cuenta con detalles de ladrillo visto, singulares columnas salomónicas, paneles cerámicos y esgrafiados.

Fue orfanato durante la Guerra civil, vivió un largo periodo de abandono y fue ocupado.

Fue restaurado en 2002 por los arquitectos Pere Joan Ravetllat y Carme Ribas y se añadió un edificio nuevo para oficinas. Actualmente acoge el consulado de México."


Ver: http://www.poblesdecatalunya.cat/element.php?e=10498
Passeig de la Bonanova, 55







"El reloj de Consulado en Barcelona testigo de relaciones México-España
Por Carlos Meza. Corresponsal
Madrid, 27 Mar (Notimex).- El reloj antiguo en la sala de juntas del Consulado de México en Barcelona, es testigo mudo pero emblemático de las relaciones entre ambos países y que hace casi 35 años volvió a su lugar en la sede diplomática.
En la inauguración de la nueva sede del Consulado, en octubre de 2003, el entonces cónsul mexicano Sealtiel Alatriste narró la historia de ese objeto que es parte de los momentos buenos y malos de la relación entre México y España en el siglo XX.
En 1939, casi al finalizar la Guerra Civil Española, el consulado tenía su sede en la Rambla de Catalunya de Barcelona, y el gobierno mexicano que apoyaba a la II República decidió cerrar todas sus representaciones diplomáticas en España.
Los diplomáticos y personal del consulado salieron rápido de la ciudad condal en medio de gran tensión, ante la inminente llegada de las tropas franquistas.
Uno de los conserjes del edificio, que hacía labores de mozo al personal del consulado, se encargó de cerrar la oficina y recibió varios enseres, entre ellos el reloj de pared que uno de esos días dejó de funcionar al marcar las dos.
El trabajador guardó en su casa todos los objetos para entregarlos nuevamente cuando pasara la tensión, pues pensó que no pasarían muchos meses para la reapertura del consulado, pero se acumularon los años y las décadas de dictadura franquista (1939-1975).
En 1978, tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países un año antes, el consulado se reabrió en lo que ahora es la avenida Diagonal, una de las principales de Barcelona, y un hombre se presentó a ofrecer objetos de la representación mexicana.
Se trataba del hijo de aquel conserje, quien narró a los diplomáticos mexicano la historia de su padre y del empeño por guardar todo lo que se le entregó, pero principalmente el reloj de madera, pesado y antiguo, al que prestaba especial cuidado.
El joven explicó que su padre antes de morir le pidió encargarse de todo convencido de que el consulado se reabriría, por lo que regresó el reloj con las manecillas detenidas, como símbolo de interrupción de relaciones bilaterales.
El reloj volvió a lo que se considera su lugar natural, siguió con las manecillas detenidas para no olvidar lo ocurrido, y el consulado reconoció a la familia del conserje en gratitud a su lealtad y perseverancia.
Desde octubre de 2003, el reloj está colgado en la sala de juntas de la nueva sede del consulado, en casa estilo chalet modernista de inicios del siglo XX, ubicada en el paseo de la Bonanova, que perteneció al sultán marroquí Muley Afid."

Ver: https://www.sdpnoticias.com/notas/2012/03/27/es-reloj-de-consulado-en-barcelona-testigo-de-relaciones-mexico-espana





Gracias por compartir sus vivencias a:

Enrique Dauner
"Yo vivía en la casa de al lado (Paseo de la Bonanova 53) y siempre tuve una buena amistad con la familia Serra, que eran los que vivían en la casa Muley-Afid. Cuando éramos niños (yo tengo ya 66 años) montamos un teleférico que iba de una casa a la otra y que empleábamos para intercambiar juguetes, cromos, etc. Recuerdo un montón de anécdotas de aquella época y, por supuesto, el interior de la casa no se parecía en absoluto al estado actual que veo en las fotos.
La penúltima foto del artículo corresponde a una gran galería que se contemplaba perfectamente desde mi casa. Lo que ahora parece ser un gran despacho y sala de reuniones era antes algo muy distinto. Allí, Don Juan Isidro Serra tenía montado un inmenso tren eléctrico que ocupaba toda la sala. Jamás nos dejaba entrar a menos que él estuviese presente. Por algo sería...."
 


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